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En el episodio de hoy tengo conmigo a Lucía Gutierrez, mamá de Matías, un niño de 2 años, y Marina, una bebita preciosa que ahora mismo tiene poco más de 2 semanas.
Vas a flipar con el relato de hoy, porque después de un primer parto inducido, con un dolor insoportable, epidural, uso de forceps y una episiotomía brutal que la tuvo casi un mes sin poder sentarse, Lucía quería tener un segundo parto con el menor número de intervenciones posible.
Lo que Lucía no se podía esperar es que su parto fue tan rápido que no llegó a tiempo al hospital y dio a luz en el coche, en la autopista, asistida por su marido y con una tranquilidad y entereza impresionantes. El parto de Lucía fue rápido, seguro y fácil.
Ha sido una experiencia brutal. Venía de un primer parto muy medicalizado y con un desgarro IIIB y éste ha sido un regalo y además con 0 desgarros.
Que nadie te diga que no sabemos parir. Sabemos perfectamente.
Notas del episodio:
En su primer embarazo, Lucía fue diagnosticada de diabetes gestacional, y le programaron una inducción para la semana 40.
Hizo una dilatación muy rápida, pero las contracciones eran verdaderamente insoportables.
Pidió la epidural y 30 minutos después estaba en dilatación completa.
Aun así, tras 3 horas de pujos en los que Lucía estaba en litotomía (posición tradicional del parto hospitalario, tumbada en la cama) y el bebé no acababa de colocarse bien, y tras mencionar la opción de cesárea, Lucía tuvo un parto vaginal instrumentalizado con fórceps y un desgarro IIIB.
Dos años después, su segunda hija decidió venir al mundo de una manera diferente: en el coche.
A las 7 de la mañana sintió la primera contracción. A los 10 min otra y así hasta 3 veces. Empezó a olerse algo porque estaban siendo regulares, así que avisó a su marido, que trabaja de noche, para que viniera pitando, y él llegó a las 8.20. El trozo que caminó del portal al coche se le hizo el más largo del mundo.
Cuando subió al coche ya empezó a decirle a su marido que no llegaba y él no paraba de darle ánimos.
De repente Lucía sintió ganas de pujar, se puso de rodillas y se agarró al reposacabezas de atrás y se bajó el pantalón hasta la rodilla. Una contracción y se partió la bolsa, sintió un alivio tremendo.
Dos contracciones después siintió media cabeza de su hija fuera. Paró, esperó a la siguiente contracción y salió la cabeza completa. Gritó a su marido que parara, que la tenía fuera. Justo estaban en un peaje así que paró, se llenó las manos de gel y alcanzó a recibirla él. Nació a las 8:50.
Lucía oyó a su hija llorar y dijo: «Corre, pásamela entre las piernas» y en ese momento sintió otra contracción y la placenta que se le cayó integra dentro del pantalón.