En el episodio de hoy tengo conmigo a Anita Balle, diseñadora gráfica y copywritter, y mamá de 3 hijas que actualmente vive con su familia en Gales (Reino Unido).
Anita viene de familia de médicos, y en su primer embarazado siguió el camino marcado, deseando tener un parto fácil y con las expectativas de que todo iría bien de forma natural. Llegó a la semana 40, la 41 y se acercaba a la 42. Estaba desesperada y deseando ponerse de parto. Tenía pródromos, un tipo de contracciones uterinas doloras pero ineficaces durante las noches… pero por las mañanas se paraban. Le hablaron de una inducción y programó la fecha.
Fue al hospital, le pusieron oxitocina y tenía contracciones muy fuertes pero el útero no dilataba. Tras 10 horas la llevaron al paritorio, pasaron las horas y empezaron las bradicardias. Tenía dolor, estaba cansada.Llegó un punto en el que la ginecóloga dijo: “ya está, hasta aquí hemos llegado” Cogió instrumentos y sacó a la niña. Anita vio a su bebé azul e inicialmente no lloraba, y vivió esos primeros segundos con mucha ansiedad y miedo
Su segundo embarazo tb fue bueno. Le detectaron al bebé un quiste en el abdomen y tuvo que hacer un seguimiento muy cercano, con ecografías cada 2 semanas, y una amniocentesis porque había sospecha de que fuera signo de un síndrome cromosómico. Sin embargo pudieron descartarlo y el quiste no creció. Entre este susto y el seguimiento extraordinario, tener ya una niña pequeña en casa y no querer generarse expectativas, Anita no hizo nada especial para prepararse para su segundo parto.
El parto empezó la noche de Reyes, después de unas horas en casa y cuando las contracciones eran muy seguidas, fue al hospital. Se le rompió la bolsa y notó cómo el bebé encajaba y las contracciones se hicieron mucho más fuertes. Pidió la epidural pero en ese momento su bebé ya estaba coronando. Era tan salvaje, sintió que eran 4 empujones orgásmicos. Se quedó fascinada de la fuerza que puedes llegar a tener y de lo facil que puede ser. Va solo. Tuvo un parto buenísimo, una sensación brutal, y después se sentía tan poderosa y tenía tanta energía, la recuperación postparto fue rápida.
Manuela, su tercera hija, fue cesárea´. Se movía mucho. Llegó la semana 41 y estaba totalmente verde, no se ponía de parto. Le indujeron con oxitocina, le dieron oxido nítrico contra el dolor, y cuando al bebé le dieron bradicardias fue directamente a cesárea. La recuperación de la cesárea le resultó durísima.
Estoy segura de que el episodio de hoy te va a encantar.
MI primer parto fue un trauma, forceps y muchísimos puntos y sufrimiento. El segundo fue orgásmico, 100% natural, mi hija y yo tuvimos el control en todo momento. Mi tercer parto fue una inducción que terminó en cesárea.
Lo que alucino es la forma de ser de cada una de mis hijas tiene mucho que ver con cómo nacieron.